Este caso revela la gravedad de una mala praxis médica en una cirugía de rodilla, que dejó a la paciente con secuelas físicas y psicológicas irreversibles.
La paciente acudió a una clínica privada tras una lesión deportiva en la rodilla. Aunque confiaba en recibir una atención adecuada, fue operada sin un consentimiento informado detallado sobre el procedimiento al que se sometería.
Tras la intervención quirúrgica, el seguimiento médico fue llevado por el mismo cirujano que realizó la operación.
Pese a las constantes quejas de la paciente sobre dolor intenso y movilidad limitada, el doctor desestimó sus preocupaciones, calificando su evolución como normal y recomendando aumentar el ejercicio físico. Esta indicación agravó de manera irreversible su condición.
Diagnóstico Posterior y Confirmación de Mala Praxis
Ante la persistencia del dolor y la pérdida de movilidad, la paciente solicitó una resonancia magnética y consultó con dos traumatólogos distintos. Ambos coincidieron en que la cirugía inicial se había ejecutado de manera deficiente, lo que requería una reintervención para retirar los tornillos mal colocados.
En una segunda operación realizada por otro médico, se confirmó intraoperatoriamente la negligente técnica quirúrgica aplicada en la primera intervención.
Esto derivó en daños severos en la rodilla de la paciente, limitándola tanto física como emocionalmente, e impidiendo que pudiera retomar su profesión.
Resolución y Acuerdo de Indemnización
Gracias a la presentación de una demanda acompañada de un informe pericial elaborado por expertos, se logró un acuerdo extrajudicial con la aseguradora del hospital privado. La paciente recibió una indemnización de 70.000 euros, reconociendo los graves daños y perjuicios ocasionados.
Comentario
Este caso destaca la importancia del consentimiento informado y el seguimiento adecuado tras cualquier intervención quirúrgica. Garantizar la seguridad y bienestar de los pacientes debe ser la prioridad de todo profesional médico.