Qué significa mala praxis
La mala praxis médica se refiere a los errores o fallos cometidos por profesionales de la salud que, ya sea por negligencia, imprudencia o falta de preparación, terminan causando un daño al paciente. Esto puede ocurrir en cualquier etapa de la atención médica: desde un diagnóstico equivocado, un tratamiento mal realizado o incluso durante una cirugía.
En pocas palabras, es cuando no se siguen los estándares adecuados de cuidado médico, y el paciente sufre las consecuencias. Este tipo de situaciones no solo afectan físicamente, sino también generan un gran impacto emocional y psicológico en quienes las viven.
Cómo detectar una mala praxis médica
A veces, tras una consulta, un tratamiento o una cirugía, puedes sentir que algo no fue como esperabas. Puede que tu salud haya empeorado o que el resultado no coincida con lo que te habían explicado. Identificar una mala praxis médica no siempre es sencillo, pero hay señales que pueden ayudarte.
Por ejemplo, si no te explicaron los riesgos del procedimiento o no te dieron información clara sobre las alternativas, es normal que surjan dudas. También es importante prestar atención si, en lugar de mejorar, tu situación empeora sin una razón clara, o si notaste falta de cuidado o atención por parte del personal médico.
La comunicación con los profesionales sanitarios es fundamental. Si sentiste que no te escucharon, que no revisaron tu caso en profundidad o que tomaron decisiones sin basarse en pruebas suficientes, podría haber ocurrido un error en tu atención.
Si tienes dudas sobre el tratamiento o procedimiento que recibiste, no te quedes con la inquietud. Buscar una segunda opinión médica puede ser muy útil para confirmar si todo se hizo correctamente o si hubo algún fallo que afectó tu recuperación.
¿Qué hace que una situación se considere mala praxis médica?
Para que podamos hablar de mala praxis médica o negligencia en un sentido más formal, no basta con que haya habido un error o una complicación durante el tratamiento. Hay que cumplir ciertos criterios importantes para determinar si realmente se puede calificar como mala praxis.
- Debe existir un daño al paciente: Para que sea mala praxis, tiene que haber una lesión, secuela o daño concreto que afecte tu salud, y este debe estar vinculado directamente al error médico.
- Relación directa entre el daño y el error médico: Es fundamental demostrar que el daño que sufriste es consecuencia directa del comportamiento negligente del médico o del equipo sanitario. Esto se llama nexo causal. Si la lesión era inevitable, aunque se hubieran seguido todos los pasos correctamente, no se puede hablar de mala praxis.
- Fallo en la aplicación de la “lex artis”: Este término se refiere al conjunto de conocimientos, protocolos y prácticas generalmente aceptados en la profesión médica. La negligencia médica ocurre cuando el profesional no actuó conforme a los estándares que exige su trabajo, considerando las circunstancias del caso.
- Circunstancias del momento: Es importante entender que, en algunas situaciones, los médicos tienen que tomar decisiones rápidas para evitar riesgos mayores. No todo error en este contexto será considerado mala praxis, sino solo aquellos en los que no se aplicaron correctamente los conocimientos y técnicas disponibles.
No todas las complicaciones médicas son culpa del profesional. Solo cuando se demuestra que hubo un comportamiento negligente, un daño real y un vínculo claro entre ambos, podemos hablar de mala praxis médica.
Tipos de mala praxis médica
La mala praxis médica puede manifestarse de muchas formas, dependiendo de en qué parte del proceso de atención sanitaria ocurra el error. Desde diagnósticos equivocados hasta fallos en tratamientos o cirugías, cada tipo de negligencia tiene un impacto distinto en la salud del paciente.
Es importante conocer los principales tipos de mala praxis, ya que esto nos ayuda a entender mejor en qué momentos puede haber fallos en la atención médica y cómo identificar si hemos sido víctimas de alguno de ellos. ¡Vamos a explicarlos de manera sencilla!
Mala praxis médica: errores de diagnóstico
Los errores de diagnóstico ocurren cuando un médico identifica incorrectamente una enfermedad, tarda demasiado en diagnosticarla o directamente no detecta el problema. Estos fallos pueden retrasar el tratamiento necesario o llevar a aplicar terapias equivocadas, lo que pone en riesgo la salud del paciente. Aunque no todos los errores son mala praxis, se considera negligencia si el profesional no actuó con el nivel de cuidado que exige su especialidad.
Por ejemplo, si una persona acude al médico con dolor en el pecho y síntomas claros de un infarto, pero el profesional diagnostica ansiedad sin realizar las pruebas necesarias, esto podría ser mala praxis. El retraso en el diagnóstico del infarto podría tener consecuencias graves o incluso fatales.
Mala praxis médica: errores en el tratamiento
Los errores en el tratamiento ocurren cuando el médico aplica un procedimiento, medicación o terapia de manera incorrecta o inapropiada para la condición del paciente. Esto incluye desde administrar un medicamento en la dosis equivocada hasta utilizar un tratamiento que no es adecuado para la enfermedad. Cuando el error podría haberse evitado siguiendo los protocolos médicos establecidos, hablamos de mala praxis.
Por ejemplo, si a un paciente con alergia conocida a un medicamento se le administra ese mismo fármaco por error, causando una reacción grave, esto sería un caso claro de mala praxis. El profesional tenía la obligación de revisar el historial clínico antes de prescribir o administrar cualquier tratamiento.
Mala praxis médica: errores quirúrgicos
Los errores quirúrgicos son fallos cometidos durante una operación que pueden tener consecuencias graves para la salud del paciente. Estos errores pueden incluir operar la parte del cuerpo equivocada, dejar instrumentos dentro del paciente, utilizar técnicas incorrectas o no seguir los protocolos adecuados de esterilización. Se consideran mala praxis cuando el cirujano no actúa con el nivel de cuidado esperado en su profesión.
Por ejemplo, si un paciente necesita una operación en la rodilla izquierda, pero el equipo quirúrgico opera la rodilla derecha debido a una confusión, estaríamos ante un claro caso de mala praxis. Este tipo de error se podría haber evitado mediante una adecuada revisión del historial y una correcta comunicación entre el equipo médico antes de la cirugía.
Mala praxis médica: errores en la prescripción de medicamentos
Los errores en la prescripción de medicamentos ocurren cuando el médico receta un fármaco incorrecto, en una dosis inadecuada o que presenta riesgos conocidos para el paciente. Este tipo de error puede tener consecuencias graves, como reacciones adversas, intoxicaciones o la falta de eficacia del tratamiento. Se considera mala praxis cuando el profesional no revisa adecuadamente el historial médico del paciente o no sigue los protocolos de seguridad.
Por ejemplo, si un paciente alérgico a la penicilina recibe una receta con este antibiótico y sufre una reacción alérgica severa, estaríamos ante un caso de mala praxis. Este error podría haberse evitado revisando la información sobre alergias que debe estar registrada en el historial clínico del paciente.
Mala praxis médica: errores obstétricos
Los errores obstétricos ocurren durante el embarazo, el parto o el posparto y afectan tanto a la madre como al bebé. Estos errores pueden incluir un mal manejo del trabajo de parto, el uso inadecuado de instrumentos como los fórceps, no identificar riesgos a tiempo o no actuar ante complicaciones médicas. Se considera mala praxis cuando el personal sanitario no cumple con los protocolos establecidos o no actúa con la diligencia esperada.
Por ejemplo, si durante el parto el médico utiliza fórceps de forma incorrecta y esto causa una lesión en el bebé, como daño en los nervios del cuello, sería un caso de mala praxis. Estos errores pueden evitarse con una correcta formación del equipo médico y un seguimiento adecuado de las condiciones del parto.
Mala praxis médica: fallos de supervisión
Los fallos de supervisión suceden cuando los profesionales responsables no vigilan adecuadamente los procedimientos médicos o las tareas delegadas a otros miembros del equipo sanitario. Esto puede incluir no revisar el trabajo de un médico en formación, delegar funciones a personal no capacitado o no realizar un seguimiento adecuado de la evolución de un paciente. Estos errores se consideran mala praxis si se derivan de una falta de cuidado o de organización.
Por ejemplo, si un médico en formación administra un medicamento sin la supervisión adecuada y comete un error en la dosis, causando complicaciones graves al paciente, la responsabilidad recae también en el profesional encargado de supervisar. Este tipo de fallos pueden evitarse asegurando que las tareas se delegan de forma responsable y que se sigue de cerca el trabajo del equipo.
Mala praxis médica: consentimiento informado
El consentimiento informado es un derecho fundamental de los pacientes, y su ausencia o manejo incorrecto puede ser un caso de mala praxis médica. Este consiste en que el médico debe explicar al paciente, de forma clara y comprensible, los riesgos, beneficios y alternativas de cualquier tratamiento o procedimiento antes de llevarlo a cabo. Si no se proporciona esta información o se omiten detalles relevantes, el paciente no puede tomar una decisión consciente sobre su salud.
Por ejemplo, si a un paciente se le realiza una cirugía con riesgos significativos sin haberle informado previamente de las posibles complicaciones, y este sufre una secuela que no esperaba, se estaría frente a un caso de mala praxis. Este error podría haberse evitado simplemente asegurándose de que el paciente entendiera plenamente lo que implicaba la intervención y firmara el consentimiento con conocimiento de causa.
Mala praxis médica: urgencias
En las situaciones de urgencias médicas, donde las decisiones deben tomarse con rapidez, los errores pueden tener consecuencias graves. Estos errores incluyen diagnósticos incorrectos, retrasos en la atención, falta de priorización de casos críticos o tratamientos mal administrados. Aunque el entorno de urgencias es de alta presión, se considera mala praxis si no se actuó con la diligencia esperada según los estándares médicos.
Por ejemplo, si una persona llega a urgencias con síntomas claros de un infarto y no es atendida de inmediato, lo que resulta en un daño mayor por falta de tratamiento oportuno, podría tratarse de un caso de mala praxis. Este tipo de errores pueden evitarse con una correcta organización del equipo y protocolos claros para situaciones críticas.
Diferencias entre complicación médica y mala praxis
No todo problema que surge durante un tratamiento médico es culpa del profesional que te atiende. A veces, las complicaciones médicas ocurren incluso cuando todo se ha hecho correctamente. Saber distinguir entre una complicación inevitable y un error médico puede ahorrarte preocupaciones innecesarias.
Las complicaciones médicas son esos efectos secundarios o problemas que pueden surgir de manera inesperada durante un tratamiento, incluso cuando los médicos han seguido todos los protocolos al pie de la letra. Por ejemplo, después de una cirugía, es posible que desarrolles una infección, aunque se hayan tomado todas las medidas de esterilización.
Estas situaciones no siempre se pueden prevenir y, muchas veces, forman parte de los riesgos que se asumen al iniciar un procedimiento médico.
La clave para diferenciarlas de la mala praxis está en entender si el problema se debió a una negligencia o si fue algo que no se pudo evitar. Por ejemplo, si la infección ocurrió porque los instrumentos quirúrgicos no estaban bien esterilizados, ahí sí estamos hablando de un error médico evitable.
Para aclarar tus dudas, es importante preguntar a tu médico y, si sigues con incertidumbre, buscar una segunda opinión. Lo esencial es saber que no todo lo que sale mal en un tratamiento significa que hubo un error. Las complicaciones forman parte de la medicina, pero siempre merece la pena asegurarte de que recibiste la atención adecuada.
Reclamar mala praxis médica
Si crees que has sido víctima de una mala praxis médica, es fundamental actuar con rapidez y contar con el asesoramiento adecuado. Este tipo de situaciones pueden ser complejas de demostrar, ya que se necesita probar que hubo un error médico, que este causó el daño y que no se actuó conforme a los estándares profesionales.
Para iniciar un reclamo, el primer paso es recopilar toda la documentación médica relacionada con tu caso: informes, diagnósticos, tratamientos y cualquier prueba que demuestre lo sucedido. También es importante anotar los detalles de lo ocurrido, como fechas, nombres de los profesionales implicados y cómo afectó tu salud.
En nuestro equipo somos abogados especialistas en negligencias médicas, y podemos ayudarte a analizar tu caso y guiarte en cada paso del proceso. Nos encargaremos de defender tus derechos y buscar la compensación que mereces por el daño sufrido.
Si tienes dudas, contacta con nosotros. Estamos aquí para escucharte y ofrecerte el apoyo que necesitas. ¡No dejes que una mala praxis quede sin respuesta!
Abogada especialista en derecho sanitario y responsabilidad civil profesional, experta en valoración del daño corporal.
Licenciada en derecho y periodismo por la Universidad Carlos III de Madrid, máster en práctica jurídica por el Centro de Estudios e Investigaciones Jurídicas, título especialista en Valoración del daño corporal por la Universidad Complutense de Madrid y especialista en Incapacidades Laborales Permanentes por el ICAM.
- Isabel Bonilla Sánchezhttps://bleyabogados.es/author/isabel/
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