Las negligencias médicas se producen cuando un profesional de la salud no proporciona un nivel adecuado de cuidado, lo que resulta en un daño al paciente. A continuación, se presentan ejemplos comunes:
Prescripción inadecuada de medicamentos
Recetar medicamentos equivocados es, lamentablemente, una de las negligencias médicas más comunes. Aunque no siempre lleva a consecuencias graves, sigue siendo un problema importante, porque afecta directamente la recuperación del paciente.
En muchos casos, estos errores implican fármacos que, por suerte, no son especialmente dañinos, y los inconvenientes que generan pueden solucionarse sin que el paciente sufra secuelas permanentes. Pero no siempre se tiene esa suerte.
Las cosas se complican cuando el personal médico no revisa con cuidado la historia clínica del paciente y prescribe un medicamento que contiene algo a lo que este es alérgico.
En estos casos, una simple receta puede desencadenar reacciones alérgicas severas, poniendo en riesgo la salud e incluso la vida de la persona.
Error en una intervención quirúrgica
Las cirugías son, sin duda, uno de los momentos más delicados en la medicina. Requieren una precisión milimétrica y una concentración absoluta del equipo médico. Por eso, cualquier pequeño fallo puede tener grandes consecuencias.
Aunque pueda sonar increíble, una de las negligencias más comunes en estos casos es que el equipo quirúrgico olvide algún material, como gasas o instrumentos, dentro del paciente después de cerrar la herida.
Este tipo de error no solo genera complicaciones graves, sino que también requiere una nueva intervención para solucionarlo.
Otros problemas que pueden surgir incluyen daños accidentales a órganos que estaban perfectamente sanos, infecciones por no mantener un entorno esterilizado adecuadamente, o incluso realizar de forma incorrecta la cirugía planificada.
Afortunadamente, este último tipo de error es bastante inusual, pero no deja de ser un recordatorio de lo crítico que es el cuidado y la atención en estas situaciones.
Error o retraso en un diagnóstico
Un error en el diagnóstico puede marcar una gran diferencia en la evolución de un paciente. Desde problemas leves hasta consecuencias muy serias, el impacto es enorme porque el diagnóstico correcto es el primer paso hacia un tratamiento adecuado.
Si el médico no solicita las pruebas necesarias o no utiliza los recursos disponibles para confirmar el diagnóstico, y esto termina afectando al paciente, estamos frente a un caso claro de negligencia médica. Es fundamental que cada caso sea evaluado con atención y cuidado.
Por otro lado, el retraso en la realización de pruebas también puede ser perjudicial. Si ese retraso afecta la recuperación del paciente, le deja secuelas o le priva de la oportunidad de recibir un tratamiento que podría haber sido decisivo para su curación, estamos hablando de otro tipo de negligencia que no debería pasarse por alto.
Falta de seguimiento de un paciente
El cuidado no termina cuando un paciente sale del quirófano, termina un tratamiento o recibe el alta del hospital. Hacer un seguimiento adecuado de su evolución es fundamental para asegurarse de que todo está yendo como debería.
Si este seguimiento se pasa por alto y el paciente sufre algún problema físico como consecuencia, estaríamos hablando de una negligencia médica.
En estos casos, el paciente tiene pleno derecho a reclamar por mala praxis, ya que el control postratamiento es tan importante como el procedimiento inicial. Un buen seguimiento puede marcar la diferencia entre una recuperación exitosa y complicaciones evitables.
Error al aplicar la anestesia
La anestesia es un componente clave en las intervenciones quirúrgicas, ya sea para insensibilizar una zona específica (local) o todo el cuerpo (general). Por eso, su aplicación requiere una preparación minuciosa y un cálculo exacto.
Un error en la dosis o en el lugar de aplicación puede desencadenar complicaciones graves, incluso con consecuencias irreversibles como daños neurológicos severos o la muerte.
Esto refleja la enorme responsabilidad que asumen los anestesiólogos en cada intervención, lo que explica por qué esta especialidad es una de las mejor remuneradas en el ámbito médico.
Cuando se trata de anestesia, no hay margen para el error; cada decisión cuenta para garantizar la seguridad del paciente.
Ausencia de consentimiento firmado
Antes de realizar cualquier intervención médica, es obligatorio contar con la autorización del paciente, lo que se conoce como consentimiento informado.
Este consentimiento puede ser verbal para procedimientos simples, pero en el caso de cirugías o tratamientos invasivos, se requiere que el paciente firme un documento donde quede todo registrado.
Este documento debe explicar de forma clara y detallada en qué consiste la intervención, los posibles riesgos y cualquier otra información relevante para que el paciente tome una decisión informada.
Si no se proporciona esta información o no se obtiene el consentimiento adecuado, cualquier problema que surja durante o después del procedimiento podría considerarse negligencia médica. En ese caso, el paciente tendría derecho a reclamar y buscar compensación.
Infecciones hospitalarias, intrahospitalarias o nosocomiales
Otro ejemplo común de negligencia médica son las infecciones hospitalarias, también conocidas como intrahospitalarias o nosocomiales. Estas son infecciones que el paciente adquiere dentro del hospital después de haber estado ingresado más de 48 horas.
Sin embargo, es importante diferenciar qué casos pueden considerarse reclamables. No todas las enfermedades que se desarrollan durante la estancia hospitalaria son culpa del personal médico; por ejemplo, un paciente con defensas bajas puede contraer un resfriado sin que esto implique negligencia.
La clave está en determinar si hubo una falta de cuidado o si las medidas de higiene y prevención del hospital fueron insuficientes. Si la actuación del personal sanitario jugó un papel decisivo en la aparición de la infección, entonces estaríamos frente a una situación de mala praxis.
Lesiones perinatales o sufridas durante y después del parto
El parto es un momento crítico en el que la atención médica debe ser impecable, y cualquier error puede tener consecuencias graves para la madre, el bebé o ambos.
Cuando estas lesiones ocurren por acciones o decisiones inadecuadas del personal sanitario, se considera negligencia médica durante el parto.
Algunos ejemplos comunes incluyen lesiones provocadas por maniobras incorrectas al intentar facilitar la salida del bebé, la administración de medicamentos inapropiados, la decisión de dar el alta demasiado pronto o realizar una cesárea sin justificación médica.
Este tipo de errores no solo pone en riesgo la salud física de madre e hijo, sino que también puede causar un impacto emocional significativo en las familias afectadas.
No prestar asistencia sanitaria de urgencia
Una de las negligencias médicas más graves es no proporcionar asistencia sanitaria de urgencia cuando esta es solicitada. Si llegas a un hospital o centro de salud en busca de atención urgente, tienen la obligación de atenderte.
Negarse o no actuar a tiempo puede tener consecuencias fatales y constituye un error médico grave.
Además, si te atienden, pero no realizan una evaluación adecuada y te envían a casa sin más, cualquier complicación posterior, ya sea física o emocional, podría dar lugar a una reclamación por negligencia.
Lo mismo aplica a las emergencias en domicilio: si solicitas ayuda inmediata y esta llega tarde o no llega, y esto agrava tu situación, también se considera una forma de mala praxis.
En cualquier caso, la rapidez y eficacia en la atención de urgencias es un derecho del paciente, y no cumplir con ello tiene consecuencias legales.
La mejor opción contra las negligencias médicas
Si has sido víctima de una negligencia médica, es fundamental contar con el respaldo de abogados especializados en negligencias médicas que entiendan la complejidad de estos casos.
En nuestro despacho combinamos nuestra experiencia legal con un profundo conocimiento del ámbito médico para ofrecerte la mejor defensa para ayudarte a obtener la compensación que mereces.
Nuestro equipo se encarga de analizar tu caso a fondo, identificar los errores cometidos y demostrar el impacto que han tenido en tu vida.
Abogada especialista en derecho sanitario y responsabilidad civil profesional.
Licenciada en derecho en la Universidad Carlos III de Madrid, máster en Acceso al Ejercicio de la Abogacía en la Universidad Carlos III de Madrid, especialista en Valoración del daño corporal por la Universidad Complutense de Madrid y con un curso superior en Seguridad Social y Derecho Laboral por el Centro de Estudios Financieros.
- Clara Lozano Gallegohttps://bleyabogados.es/author/clara/
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