Bradicardia Fetal en el Parto: Causas, Diagnóstico y Negligencia Médica

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La bradicardia fetal es una de las complicaciones más graves que pueden surgir durante el parto. Se produce cuando la frecuencia cardíaca del bebé desciende por debajo de 110 latidos por minuto de forma sostenida, indicando que el feto no está recibiendo suficiente oxígeno. Esta situación requiere una actuación médica inmediata para evitar consecuencias irreversibles.

Cuando el personal sanitario no detecta, interpreta correctamente o actúa ante una bradicardia fetal, pueden producirse lesiones cerebrales permanentes en el recién nacido. En estos casos, la familia tiene derecho a reclamar una indemnización por negligencia médica. A continuación, analizamos en detalle qué es la bradicardia fetal, sus causas y cuándo constituye mala praxis obstétrica. También es importante conocer las pruebas prenatales como la amniocentesis, que permiten detectar posibles complicaciones antes del parto.

¿Qué es la bradicardia fetal y por qué es peligrosa?

La bradicardia fetal se define médicamente como una frecuencia cardíaca fetal basal inferior a 110 latidos por minuto durante más de 10 minutos. En condiciones normales, el corazón del bebé debe latir entre 110 y 160 veces por minuto. Cuando esta frecuencia cae por debajo del umbral mínimo, indica que el feto está sufriendo una falta de oxigenación.

No todas las bradicardias son igualmente graves. Existe una diferencia fundamental entre la bradicardia transitoria, que puede durar pocos minutos y resolverse espontáneamente, y la bradicardia sostenida, que persiste en el tiempo y requiere intervención urgente. La segunda representa una emergencia obstétrica que puede causar daño cerebral irreversible si no se actúa de inmediato.

El principal peligro de la bradicardia fetal es la hipoxia, es decir, la falta de oxígeno en el cerebro del bebé. Cuando el corazón late demasiado lento, no bombea suficiente sangre oxigenada a los órganos vitales. Esta situación, si se prolonga durante varios minutos, puede provocar encefalopatía hipóxico-isquémica, una lesión cerebral grave.

Las consecuencias de una bradicardia fetal no tratada pueden incluir parálisis cerebral, discapacidad intelectual, problemas motores permanentes e incluso la muerte del recién nacido. Por este motivo, la detección temprana mediante monitorización fetal continua es fundamental durante todo el proceso del parto, especialmente en la fase de expulsivo.

momentos de tension durante braquicardia fetal

Causas Principales de la Bradicardia Fetal Durante el Parto

La bradicardia fetal puede tener múltiples orígenes, algunos relacionados con complicaciones naturales del parto y otros provocados directamente por la intervención médica. Identificar la causa es fundamental para aplicar el tratamiento correcto y evitar daños al bebé. Las causas más frecuentes se pueden clasificar en dos grandes grupos según su origen.

Causas relacionadas con el cordón umbilical y la placenta

El prolapso del cordón umbilical es una de las causas más graves de bradicardia fetal. Ocurre cuando el cordón se desliza por delante del bebé y queda comprimido durante el parto, interrumpiendo el flujo de sangre oxigenada. Esta situación requiere una cesárea inmediata, ya que cada minuto que pasa aumenta el riesgo de daño cerebral permanente.

El desprendimiento prematuro de placenta (abruptio placentae) también provoca bradicardia severa. Cuando la placenta se separa de la pared uterina antes del nacimiento, el bebé deja de recibir oxígeno súbitamente. Otra causa relacionada es la insuficiencia uteroplacentaria, donde la placenta no funciona correctamente y no puede suministrar suficiente oxígeno al feto durante las contracciones intensas del parto.

Causas iatrogénicas (provocadas por intervención médica)

El uso excesivo de oxitocina sintética (Pitocin) es una causa iatrogénica común de bradicardia fetal. Este medicamento se administra para inducir o acelerar el parto, pero si se dosifica incorrectamente puede provocar contracciones uterinas demasiado frecuentes e intensas, una condición conocida como taquisístole uterina. Estas contracciones excesivas comprimen los vasos sanguíneos que nutren al feto, reduciendo drásticamente su oxigenación.

La hipotensión materna causada por anestesia epidural mal administrada también puede provocar bradicardia fetal. Cuando la presión arterial de la madre cae bruscamente, disminuye el flujo sanguíneo hacia la placenta y el bebé. Otras causas iatrogénicas incluyen el bloqueo anestésico paracervical, la ruptura uterina por parto vaginal tras cesárea previa y las maniobras obstétricas traumáticas durante el expulsivo.

Diagnóstico: Monitorización Fetal y Gráficas CTG

El diagnóstico de la bradicardia fetal se realiza mediante la monitorización electrónica continua del corazón del bebé durante el trabajo de parto. Existen dos tipos principales de monitorización: la externa, que utiliza sensores colocados sobre el abdomen materno, y la interna, que emplea un electrodo conectado directamente al cuero cabelludo del feto. La monitorización interna es más precisa y se utiliza cuando hay dudas sobre el bienestar fetal.

Los monitores fetales generan un registro gráfico continuo llamado cardiotocografía (CTG), que muestra simultáneamente la frecuencia cardíaca del bebé y las contracciones uterinas. Este registro es la herramienta fundamental para detectar cualquier signo de sufrimiento fetal. El personal sanitario debe revisar estas gráficas constantemente durante todo el parto, especialmente en situaciones de alto riesgo.

tension durante un parto con braquicardia

Interpretación de las gráficas de monitorización fetal

Los profesionales médicos utilizan el sistema de clasificación en tres categorías establecido por el Instituto Nacional de Salud Infantil de Estados Unidos (NICHD). La Categoría I indica un patrón normal y tranquilizador. La Categoría II muestra patrones indeterminados que requieren vigilancia estrecha. La Categoría III es anormal y exige una evaluación e intervención inmediata, ya que indica un estado de acidosis fetal.

Las desaceleraciones de la frecuencia cardíaca son especialmente importantes en el diagnóstico de bradicardia. Las desaceleraciones tardías, que ocurren después del pico de la contracción uterina, son las más preocupantes porque indican insuficiencia placentaria. Las desaceleraciones variables, relacionadas con compresión del cordón umbilical, también requieren atención inmediata. Una bradicardia prolongada por debajo de 110 latidos por minuto durante más de 10 minutos constituye una emergencia obstétrica.

Tratamiento Adecuado de la Bradicardia Fetal

Ante la detección de bradicardia fetal, el equipo médico debe actuar de forma inmediata y coordinada. El primer paso consiste en aplicar medidas conservadoras para intentar mejorar la oxigenación del bebé: cambiar la posición de la madre (generalmente al lado izquierdo), administrar oxígeno suplementario mediante mascarilla, aumentar la hidratación intravenosa y suspender inmediatamente la administración de oxitocina si se estaba utilizando.

Si la bradicardia persiste a pesar de estas medidas iniciales o si se trata de una bradicardia severa con registro cardiotocográfico de Categoría III, el protocolo médico establece la necesidad de finalizar el parto de forma urgente. La cesárea de emergencia es el procedimiento más habitual en estos casos, especialmente si la madre aún se encuentra en fase de dilatación y el parto vaginal no es inminente.

Los tiempos de respuesta son críticos en situaciones de bradicardia fetal sostenida. El estándar médico establece que, ante una emergencia obstétrica de Categoría III, el tiempo máximo desde la decisión de realizar la cesárea hasta el nacimiento del bebé no debe superar los 30 minutos. En casos de bradicardia severa, este tiempo debería reducirse a 15-20 minutos para minimizar el riesgo de daño cerebral hipóxico.

Si el parto vaginal es inminente y la cabeza del bebé ya está encajada en el canal del parto, puede considerarse un parto instrumentado mediante fórceps o ventosa para acelerar el nacimiento. Sin embargo, esta decisión debe tomarse únicamente cuando se garantiza que el bebé nacerá en menos tiempo que lo que tardaría una cesárea de emergencia, siempre bajo estricta supervisión médica y con personal neonatal preparado para reanimar al recién nacido si fuera necesario.

Consecuencias de la Bradicardia Fetal No Tratada

La consecuencia más grave de una bradicardia fetal prolongada sin tratamiento es la encefalopatía hipóxico-isquémica (EHI), una lesión cerebral causada por la falta de oxígeno y flujo sanguíneo al cerebro del bebé. Esta condición se produce cuando el cerebro del recién nacido ha estado privado de oxígeno durante un período crítico, generalmente superior a 10-15 minutos. La EHI puede presentarse en diferentes grados de severidad, desde leve hasta grave.

La parálisis cerebral infantil es una de las secuelas permanentes más frecuentes derivadas de la hipoxia perinatal por bradicardia fetal. Esta condición neurológica afecta al movimiento, el tono muscular y la postura del niño de por vida. Dependiendo de la gravedad y la zona del cerebro afectada, puede manifestarse como diplejía espástica, hemiplejía o tetraplejía, limitando significativamente la autonomía y calidad de vida del menor.

Además de las lesiones motoras, la bradicardia fetal no tratada puede provocar discapacidad intelectual, trastornos del desarrollo cognitivo, epilepsia, problemas de visión y audición, y dificultades de aprendizaje. Estas secuelas pueden no ser evidentes inmediatamente después del nacimiento, sino manifestarse durante los primeros años de vida cuando el niño no alcanza los hitos del desarrollo esperados para su edad.

En los casos más severos, la bradicardia fetal sostenida sin intervención médica puede causar la muerte del bebé antes del nacimiento (muerte fetal intrauterina) o inmediatamente después del parto. Incluso cuando el bebé sobrevive, puede requerir reanimación neonatal avanzada y presentar complicaciones respiratorias graves, insuficiencia multiorgánica y daño neurológico irreversible que compromete su supervivencia a largo plazo.

mujer despues de un parto con braquicardia

¿Cuándo la Bradicardia Fetal es Negligencia Médica?

No toda bradicardia fetal que resulta en daño al bebé constituye automáticamente negligencia médica. Para que exista mala praxis, debe demostrarse que el personal sanitario no actuó conforme a los estándares de cuidado obstétrico establecidos por la lex artis médica. Esto significa que el equipo médico no proporcionó el nivel de atención que un profesional razonablemente competente hubiera brindado en las mismas circunstancias.

La negligencia médica se configura cuando existe una desviación del protocolo médico aceptado y esta desviación causa un daño evitable al paciente. En el contexto de la bradicardia fetal, esto implica que los profesionales sanitarios tenían la obligación de detectar, interpretar correctamente y actuar ante los signos de sufrimiento fetal, y que su incumplimiento de esta obligación provocó lesiones al recién nacido que podrían haberse prevenido.

Errores médicos más frecuentes en casos de bradicardia fetal

La monitorización fetal inadecuada o ausente durante el trabajo de parto es uno de los errores más comunes. Esto incluye no colocar el monitor fetal cuando está indicado, realizar auscultaciones intermitentes insuficientes, o dejar períodos prolongados sin supervisión de las gráficas cardiotocográficas. La falta de vigilancia continua impide detectar a tiempo una bradicardia que podría haberse corregido con intervención temprana.

La interpretación errónea de las gráficas de monitorización fetal representa otra causa frecuente de negligencia. Los profesionales pueden clasificar incorrectamente un patrón de Categoría III como Categoría II, subestimar la gravedad de las desaceleraciones tardías, o no reconocer una bradicardia sostenida. Esta mala interpretación conduce a retrasos en la toma de decisiones críticas que permiten que el daño cerebral progrese.

El retraso injustificado en realizar una cesárea de emergencia constituye negligencia cuando las gráficas muestran claramente sufrimiento fetal severo. Si transcurren más de 30 minutos desde que se detecta un patrón de Categoría III hasta el nacimiento del bebé, sin que exista una justificación médica válida para ese retraso, se considera que no se ha actuado con la diligencia debida.

El uso inadecuado de oxitocina también puede constituir negligencia médica. Administrar dosis excesivas sin ajustar según la respuesta fetal, continuar la infusión de Pitocin a pesar de signos de taquisístole uterina o bradicardia fetal, o no suspender inmediatamente la oxitocina ante el primer signo de sufrimiento fetal son actuaciones que incumplen los protocolos de seguridad establecidos y pueden resultar en lesiones graves al recién nacido.

mujer sufriendo durante una braquicardia

Documentación Clave para Reclamar por Negligencia

Las gráficas de monitorización fetal (cardiotocografía o CTG) constituyen la prueba más importante en cualquier reclamación por bradicardia fetal. Estos registros gráficos muestran de forma objetiva la frecuencia cardíaca del bebé minuto a minuto durante todo el parto, evidenciando cuándo comenzó la bradicardia, su duración, su severidad y, lo más importante, cuánto tiempo transcurrió hasta que el equipo médico intervino. Las gráficas CTG son documentos médico-legales irrefutables.

El partograma es otro documento esencial que registra la evolución del trabajo de parto, incluyendo la dilatación cervical, las contracciones uterinas, la medicación administrada (especialmente oxitocina) y las intervenciones realizadas. Junto con la historia clínica completa, que incluye los registros de enfermería y las anotaciones médicas, permiten reconstruir cronológicamente todo lo ocurrido durante el parto y detectar omisiones o actuaciones incorrectas.

Un informe pericial médico realizado por un especialista en obstetricia independiente es fundamental para demostrar la negligencia. El perito analizará toda la documentación clínica, evaluará si se cumplieron los protocolos de actuación, determinará si existió desviación de la lex artis médica y establecerá la relación causal entre los errores cometidos y las lesiones sufridas por el recién nacido. Este informe será la pieza clave para fundamentar la reclamación judicial.

Cómo Reclamar una Indemnización por Bradicardia Fetal

El primer paso para reclamar por negligencia médica en casos de bradicardia fetal es solicitar el historial clínico completo del parto en el hospital donde ocurrieron los hechos. Tienes derecho legal a obtener toda la documentación médica de tu parto, incluyendo las gráficas de monitorización fetal, el partograma y los registros de enfermería. Esta solicitud debe realizarse por escrito y el centro sanitario tiene la obligación de entregarte la documentación en un plazo máximo de 30 días.

Es fundamental actuar con rapidez debido a los plazos de prescripción. En España, el plazo para reclamar por negligencia médica es de un año desde que se tiene conocimiento del daño y su relación con la asistencia sanitaria recibida. Sin embargo, en casos de menores, este plazo puede ampliarse, ya que el menor podrá reclamar hasta un año después de alcanzar la mayoría de edad. No obstante, es recomendable iniciar la reclamación cuanto antes para preservar las pruebas.

Las indemnizaciones en casos de bradicardia fetal que han causado lesiones graves como parálisis cerebral o encefalopatía hipóxico-isquémica pueden alcanzar cifras muy elevadas, superando en muchos casos los 500.000 euros, dependiendo de la gravedad de las secuelas y la edad del menor. Estas indemnizaciones cubren tanto el daño moral como los gastos futuros de tratamientos, terapias, adaptaciones del hogar y pérdida de capacidad laboral futura del menor.

Contar con un abogado especializado en negligencias médicas obstétricas es esencial para maximizar las posibilidades de éxito de tu reclamación. Un profesional experto evaluará tu caso sin coste, te explicará tus opciones legales, gestionará todo el proceso judicial y trabajará con peritos médicos especializados para demostrar la negligencia. Si tu bebé ha sufrido lesiones por bradicardia fetal durante el parto, no dudes en contactar con un abogado especializado para conocer tus derechos y obtener la compensación que tu familia merece.

Clara-Lozano-Abogada
Abogada derecho sanitario en  | 913 609 722

Abogada especialista en derecho sanitario y responsabilidad civil profesional.

Licenciada en derecho en la Universidad Carlos III de Madrid, máster en Acceso al Ejercicio de la Abogacía en la Universidad Carlos III de Madrid, especialista en Valoración del daño corporal por la Universidad Complutense de Madrid y con un curso superior en Seguridad Social y Derecho Laboral por el Centro de Estudios Financieros.

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