Este caso refleja cómo un diagnóstico tardío puede tener consecuencias irreversibles y cómo la justicia puede, al menos en parte, reparar el daño causado a una familia.
Un paciente acudió al servicio de urgencias por dolor centrotorácico opresivo. Debido a sus antecedentes médicos, se decidió su ingreso para estudiar el origen del malestar. Durante la hospitalización se le practicaron pruebas como un cateterismo, una coronariografía y un ecocardiograma, sin que se le entregara el consentimiento informado correspondiente.
Tras el cateterismo, el estado del paciente comenzó a deteriorarse. Pese a los síntomas de alarma, no se detectó a tiempo un sangrado activo en la zona de punción. La situación derivó en una inestabilidad hemodinámica grave, que obligó a trasladarlo a la UCI. Allí se realizaron pruebas adicionales y una cirugía de urgencia, pero el retraso en la actuación resultó determinante: el paciente sufrió un shock hemorrágico que le costó la vida.
Frente a estos hechos, nuestra letrada Clara Lozano Gallego presentó diligencias preliminares para buscar un acuerdo extrajudicial. Al no alcanzarse, se interpuso una demanda, respaldada por informes periciales de especialistas en Cardiología y Medicina Intensiva, que confirmaron la existencia de una negligencia médica clara y fundamentada.
Finalmente, se consiguió un acuerdo extrajudicial con el hospital y su aseguradora, que permitió a la viuda e hijas del paciente recibir una indemnización de 320.000 €. Aunque ninguna cantidad económica puede compensar la pérdida de un ser querido, este resultado supuso para la familia un reconocimiento de la verdad y de la justicia que merecían.
En Bley Abogados entendemos profundamente el dolor que atraviesan las familias en estos casos. Contamos con un equipo legal y pericial altamente cualificado, dedicado a defender los derechos de los pacientes y a impulsar mejoras en la calidad del sistema sanitario. Agradecemos de corazón la confianza que esta familia depositó en nosotros y les deseamos fortaleza para su futuro.