¿Qué es la amniocentesis y para qué se realiza?
La amniocentesis es un procedimiento médico que se realiza durante el embarazo, generalmente entre las semanas 15 y 20. Consiste en extraer una pequeña cantidad de líquido amniótico del saco que rodea al feto. Este líquido contiene células fetales que permiten detectar posibles anomalías genéticas, infecciones o problemas de desarrollo.
Este estudio suele indicarse cuando hay factores de riesgo, como antecedentes familiares de enfermedades genéticas, resultados anormales en pruebas previas o embarazos en mujeres mayores de 35 años. Aunque puede sonar intimidante, la amniocentesis tiene un objetivo claro: proporcionar información precisa para tomar decisiones informadas sobre la salud del bebé.
¿Cuáles son los riesgos médicos asociados a la amniocentesis?
Aunque se trata de un procedimiento habitual en obstetricia, la amniocentesis no está exenta de riesgos. El más conocido es el riesgo de aborto espontáneo, que aunque es bajo (alrededor del 0.1% al 0.3%), sigue siendo una posibilidad real. También pueden ocurrir pérdidas de líquido amniótico, infecciones o irritación uterina.
Otro riesgo importante, aunque menos común, es que la aguja utilizada durante la extracción pueda lesionar al feto, sobre todo si el procedimiento no se realiza con la precisión necesaria o sin control ecográfico. Además, existe la posibilidad de resultados inexactos o difíciles de interpretar, lo que puede generar ansiedad e incertidumbre en la gestante.
Estos riesgos hacen que la amniocentesis deba ser indicada con cuidado y realizada por profesionales con experiencia. Es esencial que la paciente esté completamente informada, no solo sobre los beneficios del estudio, sino también sobre las posibles complicaciones médicas que puede conllevar.

¿Cuándo puede considerarse negligencia médica en una amniocentesis?
La negligencia médica en una amniocentesis puede producirse cuando el procedimiento no se realiza según los estándares médicos aceptados. Esto incluye desde una mala indicación —por ejemplo, hacer la prueba sin una justificación clínica adecuada— hasta errores técnicos como una punción incorrecta o la falta de supervisión ecográfica.
También puede haber negligencia si no se informa adecuadamente a la paciente sobre los riesgos del procedimiento, sus alternativas o si no se obtiene su consentimiento de manera clara y voluntaria. En esos casos, la responsabilidad médica no solo se evalúa por el resultado, sino por la forma en que se tomó la decisión clínica y cómo se comunicó.
Si el daño causado era previsible y evitable con una actuación diligente, podría haber fundamentos legales para una reclamación por negligencia. Esto no significa que todo mal resultado implique culpa, pero sí que, ante una mala praxis, la paciente tiene derecho a ser escuchada y reparada.
¿Duele la amniocentesis?
La mayoría de las mujeres describe la amniocentesis como molesta, pero tolerable. Se puede sentir una presión o pinchazo breve en el abdomen, similar a una extracción de sangre profunda. Aunque no se suele usar anestesia general, en algunos casos se aplica anestesia local para reducir el malestar durante la punción.
Lo que genera más incomodidad no siempre es el dolor físico, sino la ansiedad previa al procedimiento. Por eso, es clave estar bien informada y acompañada. Tras la prueba, puede haber leves molestias abdominales o calambres, pero normalmente desaparecen en pocas horas. Si el dolor persiste o se intensifica, es fundamental acudir al centro médico.
El consentimiento informado: pilar legal y ético en la amniocentesis
Antes de realizar una amniocentesis, el consentimiento informado no es solo una formalidad, es un derecho fundamental. La paciente debe recibir información clara, comprensible y suficiente sobre el procedimiento: qué se hará, por qué se recomienda, cuáles son los riesgos y qué alternativas existen. Todo esto antes de firmar cualquier documento.
El consentimiento debe ser un proceso, no un papel. Si la paciente firma sin entender lo que implica, ese consentimiento podría ser legalmente cuestionable. Además, debe haber tiempo para hacer preguntas, expresar dudas y reflexionar. Una decisión tomada bajo presión o con información incompleta puede invalidar la validez ética y legal del acto médico.
En casos donde el consentimiento no fue adecuadamente gestionado y ocurre un daño, la responsabilidad médica puede ser mayor. Por eso, informar bien no solo protege a la paciente, también protege al profesional. Es una base de confianza, pero también una exigencia legal.

¿Qué derechos tiene una paciente afectada por una amniocentesis mal realizada?
Cuando una amniocentesis causa un daño que pudo haberse evitado con una actuación médica correcta, la paciente tiene derecho a reclamar por responsabilidad sanitaria. Esto puede incluir daños físicos, psicológicos e incluso consecuencias legales derivadas de un diagnóstico erróneo o una pérdida fetal.
El primer paso es reunir la documentación médica, incluyendo informes, consentimientos firmados y pruebas diagnósticas. Luego, es importante contar con un peritaje que analice si hubo una actuación negligente. Si se confirma, la paciente puede iniciar una reclamación administrativa, civil o incluso penal, dependiendo del caso.
Además del derecho a ser indemnizada, la paciente tiene derecho a recibir explicaciones, a acceder a su historia clínica y a que se revisen los protocolos del centro de salud. Porque cuando algo falla, no solo se busca compensación económica, también verdad, justicia y garantías de no repetición.
La amniocentesis como herramienta médica útil, pero no exenta de riesgos legales
La amniocentesis es una técnica valiosa, que puede ofrecer información decisiva durante el embarazo. Pero como todo procedimiento médico, requiere cuidado, experiencia y una comunicación transparente. Cuando no se respetan estos principios, pueden generarse daños físicos, emocionales y legales que afectan profundamente a la paciente y su entorno.
Por eso, más allá de su valor diagnóstico, la amniocentesis nos recuerda que la medicina no solo debe ser técnica, también debe ser humana y respetuosa. Y cuando no lo es, la ley está para proteger a quienes han sido perjudicados. Si sientes que este fue tu caso, recuerda que no estás sola: tienes derechos y caminos legales para hacerlos valer.
Abogada especialista en derecho sanitario y responsabilidad civil profesional, experta en valoración del daño corporal.
Licenciada en derecho y periodismo por la Universidad Carlos III de Madrid, máster en práctica jurídica por el Centro de Estudios e Investigaciones Jurídicas, título especialista en Valoración del daño corporal por la Universidad Complutense de Madrid y especialista en Incapacidades Laborales Permanentes por el ICAM.







