Nadie piensa en «negligencia médica» cuando se queda embarazada. Confías en que los profesionales harán su trabajo, que te dirán si algo no va bien, que habrá seguimiento cuando lo necesites. Pero a veces esa confianza se quiebra. A veces los errores pasan, las pruebas se omiten, o simplemente no te dicen lo que deberían haberte contado.
Este texto es para ti si sospechas que algo no fue como debería haber sido. Para las que recibieron un diagnóstico tardío, las que se enteraron después de que no les habían hecho pruebas básicas, o las que simplemente sienten que algo estuvo mal pero no saben bien qué ni cómo demostrarlo.
Lo importante que viene primero: tu prioridad es tu salud y la de tu bebé. Si algo no va bien ahora, busca atención médica inmediata. Esto que lees después, es para entender qué pasó y qué opciones tienes.
La realidad de las negligencias prenatales en España
Las cifras de negligencias médicas en España durante 2024 son preocupantes y reflejan una realidad que no podemos ignorar. Se reportaron un total de 14.088 casos de negligencias médicas, lo que representa un incremento del 14,3% respecto al año anterior. Esto significa que cada día se reclaman una media de 38 casos en nuestro país. Aún más grave: 798 personas fallecieron como consecuencia de negligencias médicas, 196 más que en 2023. Estas no son solo estadísticas, son vidas y familias que han sufrido consecuencias irreparables por errores que, en muchos casos, podrían haberse evitado.
En obstetricia, la cifra se vuelve más cruda: 108 bebés nacieron en 2024 con discapacidades directamente relacionadas con errores durante el embarazo o el parto. Parálisis cerebral, parálisis braquial, daño neurológico. Deficiencias que afectarán toda la vida. Y aún hay algo más injusto: en muchos casos, los médicos detectan anomalías graves en el feto pero no se lo dicen a la madre. Así, familias que hubieran estado preparadas, que hubieran tomado otras decisiones, llegan al parto con sorpresas que no tenían por qué ser sorpresas.
Madrid concentra 3.811 denuncias (casi un 20% más que en 2023). La Comunidad Valenciana suma 992. Y ginecología está entre las cinco especialidades más denunciadas del país. Los números están ahí. Detrás de cada uno, hay una historia.
¿Qué se considera negligencia médica en atención prenatal?
Aquí hay algo importante: no todo lo que sale mal en un embarazo es culpa del médico. A veces pasan cosas que nadie puede prever, ni aunque todo se haga correctamente. La diferencia entre un mal resultado y una negligencia es que en la negligencia hay un incumplimiento claro de lo que cualquier médico competente habría hecho en la misma situación.
Imagina esto: hay un protocolo. Dice que en la semana 20 se hace una ecografía morfológica para descartar anomalías. Si tu médico saltó ese paso sin justificación y luego nace un bebé con una malformación que hubiera sido detectada, eso es negligencia. O si te ponen medicación que te hace sangrar sin haberte explicado ese riesgo, eso es negligencia. O—y aquí es frecuente—si detectan algo anormal en una prueba pero te lo ocultan. La ley es clara: tienes derecho a saber qué le pasa a tu bebé (Ley Orgánica 2/2010, artículo 15). No es que el médico sea «misericordioso» ocultándotelo. Es que viola la ley.
Para que haya negligencia, técnicamente necesitan darse tres cosas:
- Un error médico: el profesional no actuó como lo haría otro médico competente en su lugar
- Un daño real: algo mal pasó a ti o a tu bebé
- Una conexión entre ambas: ese error causó ese daño
Lo último es lo más difícil de probar. Por eso necesitas ayuda legal. No es evidente siempre.
Tipos de negligencias más frecuentes durante el embarazo
Hay patrones que se repiten. Conocerlos te ayuda a identificar qué no fue bien en tu caso, aunque a veces no lo sepas ponerle nombre.
Te ocultan información sobre el feto. Este es quizá el más frecuente y también el más invisible. Un médico ve en la ecografía que hay algo. Una malformación. Un problema en el desarrollo. Y decide no decirte. Que la madre «no se asuste». Que es «mejor no saber». Eso es ilegal y es negligencia. Hay una sentencia reciente (febrero de 2025 en Cataluña) donde un tribunal condenó a un hospital porque no informó sobre pruebas del síndrome de Down. 350.000 euros de indemnización. No fue por el diagnóstico en sí. Fue por ocultarlo.
Te saltan las pruebas básicas. Hay una ecografía en la semana 20 para detectar malformaciones. Análisis para diabetes gestacional. Screening de cromosomas. No es «opcional». Está en el protocolo. Si tu médico saltó alguna sin razón clara, eso es un problema. Sobre todo si después aparecen cosas que hubieran sido detectadas.
No ven complicaciones a tiempo. Preeclampsia. Diabetes gestacional. Crecimiento fetal lento. Infecciones. Estas cosas dan señales. Tensión alta. Glucosa en orina. Síntomas que avisan. Si el médico no los ve, o los ve y no actúa, el riesgo aumenta. A veces mucho.
Tienes factores de riesgo y te tratan como si no. Si eres mayor, si tienes antecedentes, si llevas gemelos, si ya tuviste problemas antes: necesitas más controles. Más seguimiento. Posiblemente especialista. Si el médico no lo hace, actúa negligente.
El parto sale mal por decisiones del embarazo. Los 108 bebés con parálisis cerebral de 2024: muchos por uso incorrecto de fórceps o por retrasos en cesáreas. Eso suena a «problema del parto», pero la raíz a menudo está antes. Decisiones mal tomadas, complicaciones no vistas, seguimiento deficiente.
Nadie te explica nada. Ni qué te hacen ni por qué. Ni qué riesgos tiene. Ni cuándo debes ir corriendo a urgencias. Cambias de médico y nadie tiene tus resultados. Todo eso es negligencia en comunicación, y es más importante de lo que suena.
Señales de alarma: ¿Cómo identificar una posible negligencia?
Saber reconocer cuándo algo no está yendo bien en tu atención prenatal puede marcar una diferencia importante. No se trata de desconfiar sistemáticamente de los profesionales sanitarios, sino de estar informada sobre cuáles son los estándares mínimos de cuidado que debes recibir. Si detectas alguna de estas situaciones, es momento de hacer preguntas, exigir explicaciones claras o considerar buscar una segunda opinión médica.
Casi no te ve. La OMS dice mínimo cinco visitas en un embarazo normal. En España suelen ser más. Si tu médico te anula citas constantemente, si pasan dos o tres meses entre visitas sin razón que lo justifique (sobre todo si tienes riesgos), eso no está bien. Es falta de seguimiento.
Te faltan pruebas que sabes que existen. Ecografía a las 12 semanas para ver la translucencia nucal. Ecografía a las 20 (la que ve todo). Análisis para diabetes. Si desaparece alguna y el médico no te lo explica bien, pregunta. Pregunta directamente: «¿Por qué no me la hago?». Si la respuesta es vaga, busca otra opinión.
Ves algo en la ecografía y el médico evita hablar de eso. O dice «no te preocupes» sin explicar qué es. O te da resultados pero no te deja una copia. Eso es intentar controlarte la información. Tu derecho es saber. Punto. Si no te lo cuentan limpio, insiste. Pide por escrito.
Tienes síntomas y te dicen que «es normal». Sangrado. Dolor intenso. Movimientos del bebé que disminuyen. Dolores de cabeza con visión borrosa. Hinchazón extraña. Todo eso son avisos. No son «parte del embarazo». Merecen ser explorados. Si el médico no te hace pruebas, si no te refiere a urgencias cuando debería, eso es negligencia.
Nadie te explica nada. Te dicen «firme aquí» sin explicarte qué es. Te ponen algo sin decirte qué es ni por qué. No sabes cuándo llamar a urgencias. Cambias de médico y el siguiente no tiene tus resultados. Eso es falta de comunicación, y es importante.
Te presionan para cosas que no entiendes. O te niegan cosas que pides. «No, eso aquí no se hace». «Es demasiado caro». «No es necesario». Si algo te genera dudas, tienes derecho a una segunda opinión. No necesitas permiso para pedirla.
Tus derechos (aunque no te los cuenten)
Hay derechos que tienes pero que muchas veces los profesionales no mencionan porque no quieren que los uses. Son legales, están en las leyes, y funcionan.
Derecho a saber qué le pasa a tu bebé. Si detectan algo anormal, tienes derecho a saberlo. Punto. No importa si el médico cree que es «mejor no preocuparte». No importa si es «grave». Es tu cuerpo, es tu bebé, es tu vida. La ley lo dice explícitamente (Ley Orgánica 2/2010, artículo 15). Ocultarte información es ilegal.
Derecho a saber qué te hacen y por qué. Nadie puede hacer nada sin decirte qué es. «Firme aquí» es insuficiente. Tienes derecho a saber qué riesgos tiene eso que quieren hacer, qué otras opciones hay, qué pasa si dices que no. Si no entiendes una palabra, puedes pedirle que te lo explique hasta que lo entiendas.
Derecho a cambiar de opinión. Aunque hayas dicho «sí» a algo, puedes cambiar de idea después. En cualquier momento. Incluso durante un procedimiento si en ese momento algo no te parece bien.
Derecho a una segunda opinión. Sin que te lo cobren, sin que te lo hagan pagar con malas caras en la consulta siguiente. Es tu derecho y los médicos tienen obligación de facilitarlo.
Derecho a tus registros. Toda la información clínica es tuya. Informes, análisis, ecografías, notas del médico. Puedes pedir copia de todo, por escrito, y el hospital debe dártelo.
Derecho a privacidad. Tu información es confidencial. Si alguien la comparte sin tu permiso, eso es un problema legal.
Derecho a ser tratada con respeto. Si un médico te menosprecia, te ridiculiza, te hace sentir como una idiota, eso no es profesionalidad. Es falta de respeto. Y tienes derecho a denunciarlo.


Qué hacer ahora
Si algo te huele mal, si sospechas que no fue bien: aquí va lo que necesitas saber.
Primero: cuida tu salud. Si algo no va bien ahora, busca otra opinión. Urgencias. Otro médico. Lo que sea. Tu salud no espera mientras recolectas pruebas o hablas con abogados.
Documento todo. Todos los papeles. Informes, análisis, ecografías, resguardos de citas. Si el médico te dice algo importante, anota después: qué día, qué hora, quién era, qué dijo exactamente. Un diario de síntomas, lo que pasó cada día, cómo evolucionaste. Todo.
Pide tu historia clínica completa, por escrito. Es tuya. Todas tus notas, todos los resultados, todo. Pídelo formalmente por escrito y guarda copia de que lo pediste. Esto es importante porque a veces después de descubrirse un problema, la gente «corrige» cosas en el expediente. Si la pides rápido, tienes la versión auténtica.
No firmes nada que el hospital te ofrezca. Ni acuerdos, ni indemnizaciones, nada. Hasta que hable un abogado. Muchos documentos tienen trampa: dicen que aceptas indemnización pero a cambio renuncias a cualquier reclamación futura, o la cifra que te ofrecen es una fracción de lo que legalmente mereces.
Busca un abogado especializado en negligencias médicas. Nosotros ofrecemos consulta gratis, te podemos asesorar en caso de que veamos que hay viabilidad en el recurso. Esto es complejo, legal y médicamente. Necesitas alguien que entienda ambos mundos.
Importante: el plazo corre. En España tienes un año desde que te das de alta o desde que descubres el daño. Un año. Pero es complicado: a veces el daño aparece después. Así que no esperes. Habla con un abogado.
Guarda todo. Medicamentos que te recetaron. Dispositivos médicos. Incluso ropa con sangre si hubo hemorragia no atendida. Mensajes de WhatsApp con médicos. Correos. SMS. Todo. Parece insignificante pero sirve para reconstruir.
Personas que lo vieron. Tu pareja, tu madre, amigos, enfermeras. Alguien que estuviera cuando pasó. Si es posible, que ellos también documenten por escrito lo que vieron y oyeron. Los testigos funcionan.
El proceso (cuánto tiempo, cuánto dinero)
Cuando tengas abogado, hay dos caminos: negociar directamente con el hospital y su aseguradora, o ir a juicio.
Negociación directa. A veces funciona rápido. Unos meses. El hospital reconoce que hizo algo mal, paga algo. Pero muchas veces no funciona o ofrecen poco.
Ir a juicio. Esto dura años. Entre 2 y 5 años típicamente. Necesitarás peritos médicos que analicen si hubo negligencia. Testigos. Toda tu documentación. Es largo y es emocionalmente difícil.
Qué puedes reclamar. No solo dinero para el seguimiento médico (rehabilitación, medicamentos, terapias). También la pérdida de dinero si la madre o la familia dejó de trabajar. El sufrimiento psicológico de todos. Y si el bebé tiene discapacidad permanente: todos los cuidados de por vida. Eso es mucho dinero.
Números reales. Hay un caso reciente: Cataluña, 2025. Un hospital no informó sobre pruebas del síndrome de Down. Resultado: 350.000 euros de indemnización. ¿Por qué? Porque ocultaron información. En casos con parálisis cerebral o discapacidades graves, las cifras superan el millón. Porque hay que pagar cuidados de por vida.
Pero espera. Esto lleva años. Es duro. Necesitas alguien a tu lado que lo entienda. Un buen abogado hace toda la diferencia.
Para terminar
Si algo no fue bien, tienes opciones. Tienes derechos. Y no estás sola en esto.
La mayoría de médicos hace bien su trabajo. Pero cuando no lo hacen, cuando omiten, cuando ocultan, cuando no siguen protocolo: eso tiene consecuencias. Y tiene remedios legales.
Estar informada es tu mejor herramienta. Saber qué te corresponde. Saber que no tienes que aceptar cualquier cosa. Saber que si algo te huele mal, puedes (y debes) hacer preguntas.
Si crees que pasó algo, no esperes. Documenta. Consigue tu historia clínica. Habla con nosotros. ¿Me puedes dar un prompt para hacer una imagen destacada para este post? Me gustaría que sea en inglés y que sea una imagen realista.Una conversación puede aclararte si tienes base para una reclamación.
No es rápido. No es fácil. Pero es posible. Y hay gente que puede ayudarte.
Tu bebé. Tu cuerpo. Tu vida. Merece respuestas si algo salió mal.
Abogada especialista en derecho sanitario y responsabilidad civil profesional.
Licenciada en derecho en la Universidad Carlos III de Madrid, máster en Acceso al Ejercicio de la Abogacía en la Universidad Carlos III de Madrid, especialista en Valoración del daño corporal por la Universidad Complutense de Madrid y con un curso superior en Seguridad Social y Derecho Laboral por el Centro de Estudios Financieros.







